martes, 1 de julio de 2014


LA LÁMPARA
En un barrio de Melbourne, Australia visité a un anciano que, al parecer, estaba abandonado de todos. Apenas eché una ojeada a su habitación vi en qué condiciones tan deprimentes vivía. Quise hacer limpieza pero él me repetía: "no, está bien así". Había una preciosa lámpara totalmente cubierta por el polvo acumulado durante años. Le pregunté: 
—¿Por qué no enciende la lámpara? 
—¿Para qué voy a encenderla si nadie viene a visitarme? Yo no la necesito. 
—¿Y usted la encendería si una hermana viniese a visitarle? 
—Sí, si oigo una voz humana la encenderé. 
Al día siguiente me mandó decir: 
—Diga a mi amiga que la luz que ella encendió en mi vida continúa encendida y radiante. 
Madre Teresa de Calcuta


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